Adiós al Maestro Luís Eduardo Echeverri Fernández, gran intérprete de la música colombiana, uno de los más eximios músicos de Colombia, quien partió a la eternidad dejando su huella en la historia musical de esta nación, quedando su nombre grabado como el ganador de la segunda versión del famoso Festival de Música Andina Mono Núñez y otros festivales de música en el Valle de Cauca.
Dejando así un recuerdo imborrable en su familia conformada por sus hijos Maria del Rosario, Ligia Ximena y Eduardo Alfonso hijos de su primer matrimonio con Ligia Martínez y Carolina y Luis Eduardo de su segundo matrimonio con Dora Arias de Echeverri con quien vivía actualmente y pasara más de 40 años como compañera de aventuras musicales y retos en las diferentes aspectos de su vida.
Recordado por ellos como un hombre muy trabajador quien fundó la empresa de control de plagas Fumigaciones Láser, de temperamento fuerte pero noble, muy buen humor y de buen corazón.
Imagen superior.Derecha el maestro Luís Eduardo Echeverri q.e.p.d. junto a su eterno compañero Eduardo Rizo q.e.p.d., con quien conformó el dueto conocido como los Eduardos, ganadores del Festival Mono Núñez. Fotos cortesía de archivo familiar.
El inicio de su amor por la música andina colombiana
Nacido en el Cerrito Valle del Cauca el 14 de Octubre de 1936, la tierra cubierta por el encanto del paraíso de Efraín y María, desde muy pequeño su oído musical se le despertó en la hacienda La Luisa, en el hogar de Daniel Echeverri García y María Fernández Castrillón en donde junto a sus 6 hermanos Daniel, Alfonso, René, Gerardo, Gilberto,Arnaldo,Ramiro y su hermana Libia transcurrió parte de su infancia y en donde su curiosidad infantil cuando su madre le regaló a la edad de 9 años una guitarra, lo lleva a observar la rutina de varios de los trabajadores que eran huilenses y que concluyendo a las 5 de la tarde sus labores de campo se sosegaban entorno a un tiple y una guitarra para entonar música colombiana, su hermana Libia lo apoyaba en ésta actividad, donde él iba a observar e intentar aprender algunos tonos y golpes lo que termina contagiándolo de un amor por la música vernácula que lo acompañó toda su vida.
Buscando las huellas de esta herencia musical sus pasos lo conducirían a visitar en su adultez el Huila acompañado de quien fuera su gran compañero musical de toda una vida Eduardo Rizo Gil q.e.p.d.
De Cartago a Tuluá
Trasladándose sus padres a vivir a la ciudad de Cartago alcanza allí a realizar sus estudios primarios en el colegio Francisco Franklin, decidiendo luego sus progenitores retornar al Cerrito para ubicarse en la hacienda Pie de chinche (hoy Museo de la Caña), pero como allí en ese entonces no había bachillerato, tomaron sus padres la determinación de enviarlo a Tuluá al colegio Salesiano como re-quinterno, cuando este tenía el internado.
Era un interno de tiempo completo y como no tenía nadie a quien visitar o que lo visitara en Tuluá, esto le serviría a para motivarse a aprender básquet convirtiéndose en uno de los mejores basquetbolistas de la época apodado EL Mono Echeverri, aprender el latín lengua en la que oraba con fervor a Dios y a la Virgen hasta el último momento de su vida y a tocar el acordeón, animado por la destreza que mostraba uno de los religiosos, el Padre Viazzo, de quien aprendió a interpretarlo muy bien, mirándolo porque no tenía dinero para pagar las clases, a tal punto que su madre se entusiasmó comprándole un acordeón hohner de 52 bajos que tocó 10 años, pero como decía, “la tecla nunca le había llamado la atención” y por eso no volvió a tocar este instrumento retomando la guitarra, el tiple y la bandola cuyo maestro fue el apodado Pacho Bandola de Cartago Valle, que fueron los instrumentos de cuerda en los que fue un gran virtuoso y estuvieron siempre con él.
La Gloria con el Mono Núñez
La gloria, le llegaría en el año de 1976 cuando con el dueto conformado con Eduardo Rizo Gil, Los Eduardos quien lo acompañaría 46 años hasta su muerte, se ganó la segunda versión del Festival Mono Núñez de Ginebra-Valle del Cauca, considerado el concurso de música andina colombiana más famoso de este país.
El Paso de la Reina
Gran amigo de Jaime (el Flaco) Agudelo en una visita a su casa, viene la madre del Flaco ya muy entrada en años y le dice, te voy a tocar una bonita canción, tomando su tiple comienza a interpretar una hermosísima canción llamada el Paso de la Reina según ella le dijo, en donde con su mano derecha paseaba haciendo toques sobre las cuerdas a la altura del diapasón haciéndolas sonar de manera majestuosa y representando los pasos de la reina, el maestro Luis Eduardo pudo tomar de primera mano ésta interpretación la cual aprendió solo viéndola y escuchándola.
Anécdotas con grandes compositores de la música colombiana.
El dueto desperdicio de Jorge Villamil
Con tono humorístico evocaba algunas anécdotas con los memorables de la música colombiana como el maestro huilense Jorge Villamil, quien bautizó el dueto “Los Eduardos” Eduardo Echeverri y Eduardo Rizo, como el “dueto desperdicio”, pues los veía de tanta calidad que para él era inconcebible que no estuvieran interesados en grabar música para vender, aquí según él, primaba más el gusto y la pasión por la música, pues al tener cada uno su profesión,(tuvo su oficina como asesor de seguros y a Eduardo Rizo lo conoció en Palmira en el negocio de la venta de medicamentos) finalmente se graba un disco como un asunto personal para dárselo a los amigos, sin desconocer que con todo y lo anterior se alcanzaron a sacar unos quinientos discos y otros con los casetes que se grababan en aquel entonces en las reuniones a donde ellos asistían a cantar, según refería.
La rabia de José A. Morales
También le tocó conocer de primera mano el fuerte temperamento del maestro santandereano José A. Morales, relatando como en alguna ocasión fue invitado a cantar en una reunión de amigos en la casa de Arnulfo Ramírez, amigo suyo que vivía en Cali en el barrio Prados del Norte, y en el momento que estaba interpretando el tema Pescador Lucero y Rio, un hombre de traje y sombrero blanco saltó de su asiento para decirle:¡No sea atrevido, no le cambié la letra a mi canción!. Era José A. Morales, el autor de la pieza musical, a quien no conocía. Hecho que no fue impedimento para que se terminara convirtiendo en un gran amigo suyo, con el que siempre compartió en los encuentros y festivales musicales en donde se lo encontraba, hasta el momento de su fallecimiento que lo tomó por sorpresa cuando vivía en la ciudad de Cali.
La historia del Trio “Masbay”
La chispa y el sentido del humor afloraron siempre en él, como cuando evocaba el nombre de uno de los tríos que conformó con el nombre de “Masbay”, recordando como por recomendación de su amigo Daniel Osorio se encontró con Javier Reyes, destacado intérprete de la bandola, quien le presentó en el año 1980 a Rafael Luna, un amigo de la Universidad en Bogotá, con quienes conformaron un trio que al preguntársele por el nombre que proponía él sugirió “Masbay” y ante la sorpresa por el nombre y la solicitud de explicación, el tan solo les dijo que la abreviatura correspondía a “Mas barato no hay”, pues en realidad no estaban cobrando un peso por tocar a donde eran invitados.
El testimonio de sus hijos
Carolina J. quien aprendió con él a amar la música colombiana, cantando e interpretando la guitarra y la bandola, nos cuenta algunas anécdotas de su padre a quien ella se refería como la Leyenda viva, le decía en plena reunión con un grupo de música en el escenario ¨anda, dile al director que la segunda guitarra tiene la 4ta cuerda desafinada¨ a lo que el director con asombro pregunta, quién lo dice? y al ver el maestro saludándolo entre el público se acerca para cerciorarse y efectivamente faltaba afinar éste instrumento. Tenía un excelente y exigente oído, ¨empezaba yo cantando y el me cogía el tono de inmediato, no había forma de sonar desafinado con semejante acompañante.¨
María del Rosario recuerda con agrado y sonrisas una visita de Jaime Agudelo a la casa en la que se rieron mucho, pasados 3 días se les acabó el repertorio de chistes y se ayudaban con un librito, quedaron muchas grabaciones de ese encuentro. También una serenata en sus 15 años con el excelente arpista Deluyar Orozco q.e.p.d con quien le gustaba pasar momentos especiales con la música del Llano.
Eduardo Alfonso guarda en su memoria valiosos momentos de cacería en Cartagena con uno de sus amigos, músico y colega Jaime Aparicio q. e..p.d quien igual que el maestro se movía para esa época en la Industria del Control de Plagas.
Ximena recuerda un viaje a Ibagué al cumpleaños de Rodrigo Silva, donde departieron durante 3 días, dormían por ratos pero no cesaba la música, un interesado en Ximena pasó un mal momento cuando el maestro lo descubrió llevándole una rosa a la habitación y le dijo que no lo quería ver molestándola de nuevo, recuerda entre risas.
Luis Eduardo fue basquetbolista y recuerda cuando su papá le enseñó algunas jugadas teniendo en cuenta su gran experiencia en los Salesianos, compartieron buenos momentos viendo grabaciones de los Trotamundos de Harlem, también una visita al Museo Pie de Chinche donde recordó contando anécdotas de sus años pasados en el lugar.
Recuerdan sus hijos que los diciembre era una festividad muy importantes para él, pasar en familia, todos reunidos al calor de la música y su guitarra, inicialmente en la casa paterna de Don Daniel en el Cerrito y después en su propio hogar en Cali al que acudían sus hijos, la única vez que llegó tarde fue porque se accidentó.
Extrañarán sus serenatas de cumpleaños y sus palabras de apoyo y bendición que siempre tuvo para cada uno de ellos.
El tiple andariego
En el año de 1998 sufrió dos isquemias cerebrales quedando imposibilitado para trabajar o interpretar cualquier instrumento, pero su tenacidad y las ganas de volver a tocar su tiple y su guitarra lo llevaron a una recuperación casi total, retomando sus actividades nuevamente 8 meses después y la música; en ese momento un amigo muy cercano Luis Eduardo Bastidas (Tocayo) le escribió una canción a la que llamó El Tiple No Debe Morir, el maestro le dijo que le gustaba pero que ese era un nombre muy largo por lo que termino llamándola El Tiple Andariego, que posteriormente fue grabado por Los Eduardos en el estudio de Rodrigo Silva.
Hay un silencio en la casa porque las notas se han ido… empieza la canción con la que lo recordará todo aquel que lo conoció y vio su interpretación magistral de éste sonoro instrumento.
Dúos y Tríos se están muriendo sin reemplazo
Algo que preocupaba enormemente a Luís Eduardo Echeverri Fernández era la falta de relevo generacional que estaban teniendo los otrora afamados duetos y tríos que le dieron la vuelta a Colombia y a varios países con la música andina de Colombia como fueron “Silva y Villalba”, “Garzón y Collazos”, entre otros. Según afirmaba los duetos y tríos de cuerda se estaban muriendo, anotando con nostalgia como mientras hay otros géneros que se promueven con mayor fuerza entre las nuevas generaciones, a la música colombiana falta darle una mayor promoción por parte del Estado y en las mismas instituciones educativas, en las que en el pasado al menos habían profesores que enseñaban a cantar con gusto y pasión las letras y ritmos colombianos.
Despedimos así a un gran colombiano y vallecaucano de talento excepcional, que con su vida honró a Colombia, comunicando su música y dejando su semilla sembrada en muchos de las nuevas generaciones que siguen los pasos como autores e intérpretes de la música que transmite el espíritu colombiano.
Colaboración del Comunicador Social y Periodista Hernando Quintana Rojas.
Testimonio tomado de sus hijos y de entrevista concedida al periodista Oscar Jaime Cardozo Estrada del programa Panorama Musical Colombiano, de la emisora clásica 88.5 FM de la Fundación Carvajal.
Enlace en YouTube con el tema Tiple Andariego:Luís Eduardo Echeverri,segunda voz y tiple con Eduardo Rizo https://youtu.be/oXSmZ12HcLU
Enlace tema la Vaquería,Luís Eduardo Echeverri,segunda voz y tiple con Eduardo Rizo https://youtu.be/gbdkpi9jASY
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