Belisario Marín, un gran soñador y visionario que vive en el recuerdo del cual las garras de la muerte con el Covid-19 no lo pudieron separar, por todo lo con que su trabajo y testimonio dejó como ser humano y empresario del turismo.
Es así como este hombre, comenzando con muy poco dinero en sus bolsillos, pero con el gran capital de un entusiasmo y una fe ardiente, consiguió cumplir sus sueños y el de muchos otros seres humanos que pudieron a su vez tener la oportunidad de llegar a lugares del mundo inimaginables, algo que Belisario Marín hizo posible con su empresa, la Promotora de Turismo Belisario Marín.
Nacido en el norteño municipio vallecaucano de Calcedonia, limítrofe con el Departamento del Quindío, algo que siempre, con su hablado franco y bonachón, exponía al hablar de sus orígenes en el campo.
Es de esta manera como la historia de Belisario, varias veces contadas por él mismo, tienen grandes lecciones para todo aquel emprendedor que sueñe con convertirse en un gran empresario.
Al morir su padre, Belisario se convierte en “padre” de una familia numerosa (once hermanos), cuando apenas contaba con 12 años de edad.
Recordando como al perder su empleo en el programa de Organización Campesina, por reestructuración del Ministerio de Agricultura, toma el dinero ganado durante sus años de trabajo, con la intención de tener su negocio, pero debió resignarse al perder todo su pequeño capital en un accidente, teniendo que comenzar desde cero.
De esta forma es que sin dinero en su haber, pero con el firme deseo de salir adelante, es que llega a la ciudad de Cali con varias ideas, una era irse por el hueco a Estados Unidos, con la ilusión del sueño americano, pero desistió porque alguien le dijo que tendría que vivir lavando baños.
Es de esta manera que, según él refería, “una vez leyendo una revista de turismo, vio en la última página: “Coviajes presta dinero sin cuota inicial” y pensó que se le había aparecido la virgen(como buen católico) y de esta manera, pensó, “no falta sino una persona como yo que quiera a la gente, que les diga a todos ‘hermano’ y los convenza de viajar” y así fue que se le ocurrió la otra idea de crear su empresa turística la que denominó, la promotora de turismo Belisario Marín.
El único capital con el que contaba eran cuatrocientos ($400) pesos que obtuvo luego de haber conseguido un préstamo al empeñar su reloj de pulso en una prendería de Cali llamada “Don Chepe”.
Pero Belisario lo que tenía era más ilusiones que realidad, por lo que para poder justificar la solidez de su empresa ante el ente de registro, le correspondió decir varias mentiras piadosas, que luego en confesión le contó a un sacerdote franciscano que vendía pasajes a san Andrés y quien admirado por el espíritu de emprendedor que transpiraba por sus poros, decidió acceder a la petición que él le hizo para que le regalara un pasaje a las islas colombianas.
El plan era conocer toda la ruta y conseguir tolos contactos con hoteles y cotizaciones para vender su primera excursión.
Así fue como organizó un recorrido de cinco días, reservándolo todo para dentro de dos meses, volviendo luego donde el religioso a quien le enseñó el precio, a lo que él respondió con el primer gran empujón para su empresa incipiente, haciendo una carta para guardar 50 cupos y obsequiándole 5000 volantes para vender los planes.
Los clientes los consigue en la calle y en los buses urbanos, mediante hojas volantes que desde muy temprano entrega personalmente a los potenciales viajeros. El éxito obtenido fue tan grande, que al año y medio, ya era propietario del Hotel Osaka en la isla de San Andrés. (Aclara que de lo que no era dueño, de lo cual se sentía orgulloso, era de treinta camas viejas y catorce nocheros rotos, que le habían entregado para que pagara como pudiera).
La primera actividad importante que realiza Belisario y que él considera que lo sacó del anonimato, fue la invitación que le hizo al equipo América de Cali, cuando obtuvo por primera vez el título de campeón del fútbol colombiano, para que realizara en la isla de San Andrés, su pre-temporada.
Para lo anterior consigue que la línea aérea SAM le regale, por el sistema de canje publicitario, (20) pasajes aéreos en dicha ruta. Para costear la alimentación de sus invitados, convence a la Junta Directiva de dicha institución, que presidía el Sr. Pepino Sangiovanni y al médico Gabriel Ochoa Uribe, que autoricen la realización de un partido amistoso en la isla, entre América y la selección de San Andrés. Así se hizo y por supuesto, los trescientos pesos de la boleta de entrada, fueron para Belisario. Todo fue tan perfecto y quedaron tan contentos que desde esa fecha Belisario habla del fenómeno “GANA-GANA”.
Además de ser Presidente-Propietario de LA PROMOTORA DE TURISMO BELISARIO MARIN y del Hotel Casa Turística de Silvia (Cauca), convertido en el primer museo de artesanías del mundo, Belisario Marín perteneció a las siguientes agremiaciones: Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (ANATO), Asociación Hotelera Colombiana (Cotelco), Club Rotario Cali – Norte, y Skal Club.
Miembro del club de los 21 de Avianca y de la Peña Taurina Santiago de Cali; fundador y presidente del Fondo de Promoción Turística de Silvia (Cauca) y de la revista “Turismo por el Mundo”. Visitó la mayoría de los países y fue condecorado por los gobiernos departamental y municipal con la medalla al mérito cívico, y por Avianca como el mejor vendedor de Excursiones a Europa.
En reconocimiento a su labor recibió en el mes de septiembre de 2003, el premio “EL COLOMBIANO EJEMPLAR” en la categoría turismo, otorgado por el Periódico El Colombiano de Medellín, destacando también como fue reconocido como Personaje del Año 2010 entre 21 personalidades, en la edición del citado año de la Revista Imagen de los Vallecaucanos Región Pacífico.
Vale anotar además que el empresario condujo por muchos años el programa de televisión «Belisario por el Mundo» donde promocionaba sus viajes a diferentes destinos.
Una voz de solidaridad de esta casa periodística para con su familia y organización empresarial, con la satisfacción de saber que Belisario Marón tanto con su testimonio como con su labor empresarial y social, dejó grandes lecciones de vida, invaluables para los presentes y nuevas generaciones.