La Carrera atlética Fundec realizada en el Cerrito-Valle, más que un evento deportivo, fue un acto de amor y solidaridad hacia los niños especiales.
Una actividad que hizo que muchos que hace tiempo no pasaban en la mañana del domingo por el Parque Rada lo hicieran con una actividad deportiva que invita a pensar en el terruño, reviviendo con nostalgia todos aquellos momentos y despertando ese amor infinito por la tierra que vio nacer a muchos cerriteños, en una comunidad que necesita de esas ideas que poco surgen y que en medio de una labor social que atiende a los menos favorecidos, brinda oportunidades de encontrar otras posibilidades de entretenimiento.
Un evento que permite pensar que es posible recuperar un espacio para las familias, dentro de un ambiente sano, revirtiendo ese cuadro negativo que ofrece los últimos años este lugar de encuentro en el corazón de la tierra del Paraíso vallecaucano, que ha ido alimentando en la juventud de esta localidad una cultura del ruido e inseguridad al rededor del parque y de las cuadras vecinas, en donde retumban los altos decibeles de sonido, prima el consumo de alcohol y la medición de fuerzas entre organizaciones y hasta pandillas, haciendo que los fines de semana se convierta en un factor de riesgo el transitar por allí.
Es de esta manera que varias familias y comunidad no sintieron que solamente estaban haciendo un aporte a Fundec, sino que luego de compartir una mañana diferente, encontraron que a través de competencias como esta se puede empezar a pensar en eventos que desarrollen a través del deporte una cultura de sana diversión y entretenimiento, para así logar adelante las nuevas generaciones en este municipio, inspirándose en testimonios como el que entrega la bella causa de esta fundación.








