Alerta por extorsión en Buga

Alerta por extorsión en Buga

Una alerta por extorsión en Buga se ha levantado en los últimos días frente a lo que según se ha podido conocer por versiones que circulan en el sector comercial de la ciudad, serían una serie de llamadas telefónicas recibidas  de sujetos que se identificarían como miembros de organizaciones armadas al margen de la ley quienes  con actitud intimidante estarían exigiendo  sumas considerables  de  dinero a las personas receptoras de estas comunicaciones, quienes corresponderían a propietarios y administradores de empresas y locales comerciales.

Las versiones que este medio   ha intentado confirmar al tomar el testimonio  directo de las probables  víctimas, han encontrado grandes evasivas por el temor que se tiene de encontrar represalias por parte de los individuos que amenazan, quienes  de acuerdo a lo que de manera no formal se pudo conocer por parte de una de las personas que supo del hecho: ”Las amenazas incluyen el núcleo familiar de los comerciantes, teniendo algunos datos de direcciones de las personas”, situación que hace temer el intentar colocar cualquier  denuncia  o  el dirigirse  a las  autoridades.

De otro lado hasta el momento no se ha conocido sobre el caso ninguna voz oficial de las  autoridades de policía ni del gobierno municipal.

El azote de la extorsión y el llamado entre el común de las personas como  “boleteo”, fue una práctica que hace algunos  años las organizaciones criminales, con sus ramificaciones en los centros urbanos, impusieron con su ley del  terror, a expensas de los atemorizados comerciantes que debían ceder ante sus pretensiones.

A tal punto llegó el descaro de estas bandas criminales  que hasta las mismas humildes mujeres vendedoras de arepas, de comestibles y expendedores de frutas en sectores de las plazas de mercado, debían ceder ante las exigencias  del cobro de la denominada “vacuna”.

Cabe también anotar que dentro de las diferentes modalidades extorsivas estaba la que era adelantada desde los mismos centros penitenciarios, en donde  se recurría a información obtenida de comerciantes y empresarios, a los cuales se  les llamaba directamente desde los  penales con teléfonos móviles que eran tenidos ocultos en las mismas celdas.